jueves, 2 de junio de 2011

SEMINARIO IV INTERVENCIÓN.21-MARZO-2011

LOS EQUIPOS DE TRATAMIENTO FAMILIAR (ETF)

Este seminario, dedicado a los Equipos de Tratamiento Familiar, nos lo ha expuesto Pilar Fuentes, la cual trabaja en el Programa de Tratamiento Familiar de Polígono Sur.

Las leyes en las que se respalda dicho programa son: Derechos de la Infancia; Constitución Española; la Ley Orgánica 1/1996, de Protección Jurídica del Menor; la Ley 2/88 de Servicios Sociales de Andalucía; la Ley 1/1998 de los derechos y de la atención al menor; la Orden de 13 de julio de 2000, Programa de Intervención con familias desfavorecidas y en situación de riesgo social (para municipios iguales o superiores a 50.000 habitantes); la Orden de 31 de octubre de 2001 (para municipios con población comprendida entre 180.000 y 400.000); y la Orden de 10 de mayo de 2002 (municipios iguales o superiores a 20.000 habitantes).

Este Programa trabaja la potenciación para que las familias proporcionen a los menores un entorno familiar adecuado que garantice su desarrollo integral, preservar la integridad de las familias evitando la separación de los menores y conseguir la reunificación familiar. Dentro de este Programa, existen dos subprogramas: el primero, que evita que el menor salga de la familia, y el segundo, en los casos que el menor no ha sido posible que se quede en su entorno familiar, es retirado y la tutela es la Junta de Andalucía.



Los ETF son como los Servicios Sociales intermedios. Están en contacto tanto con los Servicios Sociales Comunitarios (prevenir, detectar, intervenir y reinsertar, a través de programas comunitarios o específicos de familia e infancia; si con esta intervención, la situación sigue igual o se agrava, la familia se deriva a un tratamiento complementario, los ETF) como con el Servicio de Protección de Menores (evaluar y decidir la adopción de medidas de protección; este servicio es responsable del Proyecto Individualizado de Intervención, el cual guiará las actuaciones dirigidas a la reunificación familiar: ETF).

Estos equipos tienen un equipo interdisciplinar polivalente: educador/a social, trabajador/a social y psicólogo/a, los cuales tienen y deben coordinarse, complementarse,…, para hacer un buen trabajo.

A la hora de intervenir, hay que tener en cuenta los cambios que se producen en la familia en la sociedad actual, ya que el concepto de familia es distinto al de hace 30 años. Los cambios que se están dando son separaciones-divorcios, familias reconstituidas, violencia de género, situación socio-económica (paro, reconversión profesional, consumismo, ocio y tiempo libre,…), etc. Sin embargo, estas situaciones no tiene por qué causar un riesgo en el menor; pero si se le añaden otros factores, si que puede darse esta situación.

De la misma manera, hay que tener presente las características de la zona/entorno en el que vamos a trabajar/intervenir,… Por ejemplo, en este caso, la ponente trabaja en Polígono Sur, un barrio excluido, un barrio de necesidad de transformación social, un barrio con unas características concretas, con unos prejuicios y unos estereotipos determinados, como por ejemplo, que los gitanos son malos, venden drogas,… Es por ello, que para intervenir con las familias hay que conocer, primero, la realidad de éstas.

El genograma es una herramienta muy importante, la cual nos da mucha información acerca de la familia en concreto a tratar, ya que es una representación gráfica en la que podemos ver las diferentes generaciones de una familia y las relaciones que existen entre los miembros de ésta. También es interesante conocer los antecedentes de los miembros de la familia, que como hemos dicho en muchas entradas de este blog, hay una serie de patrones de conducta que los niños/as ven y son los que reproducen, ya que es lo que han visto desde pequeños y lo que han aprendido de sus “profesores”, sus padres.

Los indicadores de riesgo son el absentismo escolar reiterado, las conductas antisociales, el consumo incipiente de drogas,…, (menores); el alcoholismo de la madre, el bebedor social (padre), una relación de pareja conflictiva, precariedad económica,…, (padre y madre); el aislamiento o conflictos con la vecindad, zonas de necesidad de transformación social,…, (otros indicadores de riesgo).

Hay que destacar que las familiar asisten al Programa de Tratamiento Familiar voluntariamente, no se les obliga a asistir a dicho Programa; sólo se trabaja cuando hay menores dentro del domicilio; a los padres siempre se les tiene que comunicar que sus hijos se encuentran en situación de desamparo; etc.

Lo que se pretende con este Programa de Tratamiento Familiar es evitar el internamiento de los menores, es por ello, por lo que los profesionales han de coordinarse bien y conocer tanto los aspectos, características del entorno social como las de la familia. Se hace todo lo posible para que el menor no sea retirado de su familia, y por consiguiente, institucionalizado. Para que el menor no sea alejado de su familia correspondiente se recurre a todos los recursos que existe, para que el menor no entre en situación de desamparo; cuando estos recursos se agotan, el menor entra en situación de desamparo.

También, Pilar nos comento que es muy dificultoso saber cuáles son las funciones que tienes que desarrollar, ya que tanto las funciones del trabajador social como la del educador social no están definidas claramente.

En mi opinión, este Programa tiene que tener unas actuaciones concretas: tienen que estar coordinados tanto los profesionales de dicho programa, como éste con otras instituciones; los profesionales tienen que tener un importante grado de aceptación y compromiso por parte de la familia; tiene que haber un seguimiento de la familia, y por tanto, esto conlleva a una evaluación continuada y final; la intervención con una familia tiene que estar temporalizado (una año y medio o dos años, como mucho) para cerrar el expediente de esta intervención, aunque luego el seguimiento resulte escaso y si se hace, se hace desde los Servicios Sociales Comunitarios.

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