sábado, 21 de mayo de 2011

LA MUJER EN LA HISTORIA

Jovanka, Rosario e Inma Romero nos han hecho un breve recorrido sobre la mujer a lo largo de la historia. Nos han explicando cómo, dónde,…, trabajaban las mujeres en las diferentes etapas de la historia.

Hay que decir que las mujeres han tenido que luchar bastante para llegar donde están hoy día; y actualmente, siguen luchando para igualarse con los hombres. En materia de igualdad, existe un problema que es el “techo de cristal”: el difícil acceso de la mujer a los cargos laborales de responsabilidad, los cuales los ocupan la mayoría los hombres. De la misma manera, hay que indicar que la mujer tiene el rol más importante que el hombre dentro de la casa y en la educación de sus hijos/as. Las mujeres también quieren reivindicar sus derechos (día 8 de marzo, día internacional de la mujer).

A continuación, vamos a ir dando las diferentes características por las que destacan las mujeres en las distintas etapas de la historia.

La mujer en la prehistoria. El papel de la mujer era fundamental. Desarrollaban actividades vinculadas al mantenimiento (preparación de alimentos, preservación de la higiene y salud y cuidados de los miembros de la sociedad); pero también compartían actividades con los hombres como eran la pesca, la caza menor, el cultivo y la recolección. Existían familias maticéntricas, es decir, a las mujeres no les hacía falta un hombre para sobrevivir. Las sociedades eran más igualitarias (reparto de tareas entre los hombres y las mujeres), por lo que hay que refutar que las mujeres siempre han estado subordinadas a los hombres.

La mujer en la Edad Clásica. En Grecia, la mujer era considerada como un esclavo, por la falta de derechos civiles y políticos. Esto daba lugar a que las mujeres estuvieran excluidas, es decir, separaban a las mujeres de las posibilidades laborales, culturales, económicas, políticas,…, a los que otros si tenían acceso. Las actividades que desarrollaba eran de mantenimiento, de la casa y el cuidado de los hijos/as. Los derechos de la mujer en la Grecia clásica eran: no podía salir sin su marido, la mujer como hija o esposa del hombre ciudadano, tenían prohibido el voto, no podían tener empleo público y no tenían derecho a la educación.

En Roma, la situación era la misma que en Grecia, aunque en Roma la mujer tenía más participación en la vida social. Además de trabajar en tareas de la casa, podía salir de casa sin su marido y dirigirse a los lugares públicos. Los derechos de las mujeres eran:

  • Ius connubii: derecho a contraer matrimonio legal
  • Ius commercii: derecho a poseer bienes, comprar, vender,…
  • Testamentifactio: capacidad de hacer testamento y ser testigo o beneficiario
  • Ius proucationis: derecho a apelar a la asamblea del pueblo contra la sentencia de un magistrado

La mujer en la Edad Media. Derecho de pernada: el señor feudal tenía el derecho de mantener relaciones con sus doncellas. Respecto a la educación, la mujer era analfabeta. Las monjas, mujeres de la iglesia, tampoco estudiaban, ya que su labor era curar a los enfermos. En el siglo XII, aparecen las escuelas comunales, pero las niñas no podían asistir. Realizaban actividades como son el cuidado de hijos/as, tareas domésticas, cosechar, cuidar animales, verduleras, panaderas, etc.

La mujer en la Edad Moderna. Las mujeres eran inferiores a los hombres. La figura de la mujer se destapa, la mujer como objeto sexual. El prototipo de la mujer era rubia, con vestidos largos (cubierta entera, excepto el escote). Las mujeres se educaban para ser buenas madres, buenas amas de casa y buenas esposas.

La mujer en la Edad Contemporánea. Con la Revolución Industrial, la mujer se incorpora al mundo laboral porque hacía falta mano de obra barata. Además, de porque los hombres estaban en las guerras, y para no parar países, las mujeres se incorporaron al mundo laboral. Diferencia de trabajos entre hombres y mujeres y menor remuneración en las mujeres (segregación de trabajos). Esto conlleva a que haya una discriminación laboral. Con la Revolución Francesa, la mujer da sus primeros pasos públicos en la política y reclaman sus derechos políticos y legales, como el divorcio, el derecho a recibir una educación completa y adecuada,… Por último, con el fin de la II Guerra Mundial y la Dictadura Franquista, se establece una serie de normativas que defienden la igualdad entre hombres y mujeres, y por tanto, se hacer referencia a la igualdad laboral, incorporándose la mujer al mercado laboral. También hay que destacar que la educación era obligatoria para todos y que la mujer tenía posibilidades de acceder a la universidad.

Edad Actual. En esta época, nos encontramos con diferentes obstáculos, que son: la vinculación con el trabajo doméstico, el techo de cristal (ya mencionado al comenzar esta entrada), la discriminación laboral por sexo, la conciliación trabajo-vida familiar, el salario inferior,

En la exposición, cada vez que iban explicando las distintas etapas, al final de cada una de ellas ponían ejemplos con pinturas artísticas. Pudimos observar pinturas como en la prehistoria, la mujer estaba ilustrando la actividad de la caza; en la Edad Clásica, la mujer aparte de ama de casa, era sirvienta y esclava; en la Edad Media, la mujer cosía (labor del hogar), cuidaba de sus hijos/as; en la Edad Moderna, la mujer realizaba labores del hogar, cosía, cocinaba,…; en la Edad Contemporánea, la mujer leía, trabajaba en la industria textil de la mujer, etc.

A continuación, vimos el trabajo de las mujeres en los dibujos animados. Esta parte, fue entretenida, ya que nos fueron mostrando diferentes dibujos animados y cuál era el rol que desarrollaba la mujer.

¿Por qué hay que intervenir con este colectivo? Las mujeres están excluidas de la sociedad por diferentes motivos, como son el techo de cristal, la discriminación laboral por sexo, entre otros. Poco a poco, vamos viendo como la mujer cada vez está más integrada en el mercado laboral y como va igualándose con el hombre; pero todavía queda mucho por hacer, y para eso estamos nosotros, los trabajadores y educadores sociales. Hay que acentuar que el papel de los educadores sociales es escaso, aunque yo pienso que para intervenir con este colectivo, los educadores sociales son imprescindibles, como por ejemplo para dar información y sensibilizar a las mujeres.

Para mejorar esta situación, creo que a los niños/as, de hoy día, hay que educarlos desde pequeños, para que aprendan a hacer y realizar las cosas bien y desarrollarlas a lo largo de sus vidas; y a su misma vez, éstos enseñen y eduquen correctamente a sus hijos/as.

Para completar la entrada, voy a hablar de la mujer en Egipto.

Desde prácticamente los orígenes de esta civilización, la mujer egipcia disfrutó de un grado completo de independencia y libertad. De hecho, el grado de libertad de que gozaron fue de tal envergadura, que los antiguos griegos, (cultura que se distinguía entre otras cosas por tener a sus mujeres completamente sometidas cual esclavas a los varones), llegaron a pensar que el matriarcado era la institución predominante, una creencia que condujo a que el mismo Herodoto, al hablar del país del Nilo, comentase en un pasaje: “Allí son las mujeres las que venden, compran y negocian públicamente, y los hombres hilan, cosen y tejen”.

En prácticamente ningún momento adversaria o rival del varón, la mujer egipcia tuvo casi siempre la posibilidad de alcanzar las más altas cimas del poder, incluyendo el faraónico o el sacerdotal, por lo que no era raro que su presencia se hiciese moneda corriente en todos los engranajes sociales, pudiendo llegar a ser desde visires, jueces, médicos, escribas, funcionarias de todos los rangos, empresarias, propietarias rurales, pilotos de barco, o jefas de obras, hasta comadronas, nodrizas, masajistas, peluqueras, pedicuras, manicuras, perfumistas, hilanderas, tejedoras, instrumentistas, plañideras, bailarinas o cantoras, un amplísimo abanico de posibilidades laborales que por lógica no podía ser completo, pues como es de prever siempre existían algunas puertas que le estaban vedadas en lo profesional, como las del ejército por ejemplo, o las de aquellos oficios en que por su peculiar constitución física no las hiciera muy aptas para desempeñarlos, oficios tales como tallar la piedra, limpiar el limo del río, o la albañilería en general. Respecto a los salarios, destacar que tampoco tenían en ellos la menor discriminación, siendo equivalentes en todo a los de los hombres.

En cualquiera de los casos, aunque su destacada igualdad respecto al hombre supuso en general una alta y adelantada forma natural de aplicación de la justicia, dicha igualdad podía por el contrario (y desgraciadamente para ella) muy bien volverse en su contra, ya que si una mujer cometía cualquier falta o delito sancionado por la ley, su particular condición frente al sexo opuesto no la eximía de sus consecuencias permitiéndola gozar de privilegios especiales, por lo que el castigo del que se hacía acreedora resultaba penado con la misma dureza.

Cuando se encontraba soltera la mujer egipcia tenía total autonomía jurídica para gestionar sus propios bienes, por lo que en el matrimonio, (al que solían llegar alrededor de los doce o catorce años), lejos de aceptar la imposición de un hombre al que no desease, era ella quien muchas veces pronunciaba la última palabra sobre la elección de su futuro marido, (aunque como una forma natural de respeto hacia los padres existiese la costumbre de solicitar su aprobación), teniendo la facultad de establecer contratos que en ningún momento la perjudicaban ante un posible divorcio, y quedando completamente protegida en caso de enviudar al convertirse en heredera de al menos una tercera parte de los bienes familiares, (los otros dos tercios se repartían equitativamente entre los hijos e hijas de la pareja sin discriminación de sexos), poseyendo plena libertad para manejar dichas posesiones a su antojo, aún en el caso de que volviera a contraer un nuevo matrimonio.

Amante madre y esposa, sabía al mismo tiempo ser elegante y coqueta, resaltando su belleza natural (en función de su poder económico) con vistosas pelucas, ricos vestidos, y variados perfumes y cosméticos, estando educada y capacitada para gozar de su sexualidad de la forma más libre y alegre. La virginidad por ejemplo, algo a lo que multitud de sociedades han dado una importancia suprema, no tenía para los egipcios excesiva importancia.

Estéticamente admiraron desde antiguo los cuerpos delgados, las caderas algo pronunciadas, y los pechos pequeños y firmes, sin que por ello se llegase a extremismos de ninguna clase, lo que puede comprobarse a través de algunas estatuas que han llegado hasta hoy de mujeres con una cierta musculosidad o abundancia de carnes. Y en cuanto a los placeres de que solían gozar, no había ninguno como el de los banquetes, ya fuera asistir a uno, ya el de organizarlos y prepararlos con todo lo que ello conlleva.

Por desgracia para ellas, a finales del siglo III antes de nuestra era, durante el gobierno del cuarto de los regentes griegos, Ptolomeo Filopator (221 - 205 a.C.), la mujer egipcia comenzó a perder de manera imparable e irreversible la independencia y prerrogativas de que había gozado en los últimos tres mil años. Fue en ese momento cuando se les prohibió la libertad de establecer por sí mismas acuerdos jurídicos o comerciales, actos que carecerían de validez si no eran refrendados por un tutor. Más tarde, primero el Cristianismo y después el Islam, continuarían incrementando su sometimiento, para llegar así al estado actual, en el que la mujer egipcia, alejada completamente de lo que antaño fue la forma más natural y lógica de ser y vivir, no es sino la sombra de una sombra de lo que quien sabe si volverá algún día...

Finalmente, para acabar con esta entrada, aquí os dejo un enlace, también de la mujer en Egipto:
http://www.egypt-tehuti.org/espanol/articulos/mujer-antiquo-egipto.html


No hay comentarios:

Publicar un comentario